Fiscalidad fósil ...¿para impedir que la gente piense y tire de la manta?

Fiscalidad fósil, nuevas fórmulas para impuestos
Actualidade
11 Xunio 2020

En los últimos decenios, los políticos y economistas neoliberales han propagado, con bastante éxito, la idea de que los impuestos son una carga indeseable para la economía y las personas y que, por tanto, lo ideal es eliminarlos o reducirlos al máximo.

Siguiendo esa idea se han realizado numerosas reformas fiscales orientadas a reducirlos y sus consecuencias han sido las mismas en todos los países en donde se han llevado a cabo:

  1. Los grupos de población o las empresas con mayor ingreso pagan mucho menos, aumentando así sus ganancias, mientras que el resto de la población sigue teniendo la misma carga fiscal o incluso mayor.
  2. Los Estados han dispuesto de menos ingresos para financiar los servicios públicos, y así se ha permitido justificar su privatización progresiva, también en beneficio de los grupos sociales más ricos.
  3. Apenas se han explorado nuevas fórmulas de impuestos que permitan sufragar, con mucha menos carga fiscal, los gastos que necesitan realizar los gobiernos para garantizar unos niveles mínimos de servicios públicos.
  4. Como consecuencia de todo lo anterior, se ha producido un incremento impresionante de la desigualdad.

Ahora, cuando la crisis obliga a pensar en vías y fórmulas de reconstrucción, es un buen momento para hacerlo sobre la situación de nuestros sistemas fiscales y tratar de reformarlos con el objetivo de adaptarla a nuestros tiempos.

Los expertos identifican tres grandes “agujeros negros” en los sistemas fiscales que, si se resolvieran, permitirían lograr más ingresos con más eficiencia y equidad.

  1. No existe un sistema fiscal internacional

Si la economía está globalizada y las personas y el dinero pueden moverse con total libertad por el mundo, lo lógico es que haya impuestos también de escala internacional. Con la tecnología actual no habría ningún problema para que algún organismo internacional administrase impuestos de escala global.

  1. Apenas se grava la riqueza

En el conjunto de los países de la OCDE, la recaudación por impuestos sobre las diferentes formas de propiedad representa sólo un 5,8% del total. En el otro extremo, la recaudación por impuestos sobre los ingresos personales alcanza un 23% y, a continuación, la fórmula que representa el mayor porcentaje de recaudación es el IVA; la fórmula menos equitativa.

Si se estableciera una imposición más justa sobre la propiedad se podría conseguir más recaudación y de modo más equitativo de la que que se obtiene ahora.

Ejemplo: según el informe global sobre la riqueza en 2019 que elabora Credit Suisse, los hogares españoles acumulan unos 7,77 billones de euros y, según Forbes, los activos que acumulan solo las mayores 25 empresas españolas tienen un valor de unos 4,4 billones de euros.

Con un impuesto sobre los activos de hogares y empresas de menos del 2% se obtendría prácticamente lo mismo que se está recaudando con todos los impuestos estatales que hay en España y sería mucho más justo, por ejemplo, que el IVA (que podría suprimirse con un tipo de sólo el 0,5% sobre la riqueza o activos de los hogares y empresas)

  1. Prácticamente no existe un impuesto sobre transacciones financieras, a pesar de que su valor en todo el planeta es más de 150 veces mayor que el de la economía real.

Ejemplo: según el Banco Internacional de Pagos, el volumen de transacciones financieras que se llevaron a cabo en España en 2018 fue de 72,25 billones de euros.

Con una tasa del 0,7% sobre todas ellas sería suficiente para financiar todo el gasto público que se realiza actualmente en España suprimiendo todos los demás impuestos hoy día existentes.

Estos son sólo dos ejemplos de impuestos que no utilizan y que podrían permitir obtener muchos más ingresos, con una carga fiscal sobre las personas, los hogares y las empresas, muchísimo menor y más justa.

¿Por qué no se avanza en esa dirección? …

Fuentes y original: Publico.es, blogs, Juan Torres