Siria: y la ayuda llega cuando todos han muerto

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14 February 2023

Hace una semana tuvo lugar un devastador terremoto en la región de Kahramanmaraş, que engloba el sureste de Turquía y el nordeste de Siria. Salvo que tengas una estrecha relación con Siria es muy probable que este titular te sorprenda y no lo entiendas bien. ¿Cómo es eso de que Siria no haya recibido ayuda hasta ahora? ¡Si no dejan de recaudar fondos para las zonas afectadas y todas las grandes ONGs están a tope mandando vídeos y fotos de los rescates! Pues es que las catástrofes naturales no entienden de fronteras, pero la ayuda humanitaria internacional sí.

Siria sigue inmersa en una guerra

Aunque no se habla ya del tema, Siria sigue inmersa en una guerra cuyo inicio cumplirá 12 años el próximo 15 de marzo. La guerra divide el país en dos. Como explica maravillosamente mi compañero el periodista Ayham Al Sati en una indispensable pieza de opinión descarnada, publicada en el diario Baynana: "A Rusia y al régimen sirio les gusta llamar a esa zona ‘áreas fuera del control del Estado’. A quienes pedimos libertad, justicia y democracia nos gusta llamarlas ‘áreas liberadas del control de la dictadura’. A menudo recibimos noticias de decenas de muertos allí a manos de aviones de combate rusos y sirios". 

Debido a esta situación, las organizaciones que están recibiendo los fondos que la siempre estupenda solidaridad española proporciona, no tienen pensado, a priori, entrar en Siria a ayudar. Parte de la ayuda de los países empezó a entrar ayer. Solo los Cascos Blancos, una organización vapuleada por la contrainformación y compuesta de verdaderos héroes contemporáneos, entró rápido en la zona y consiguió salvar un porrón de vidas con sus precarias capacidades. 

En el otro lado de Siria, controlado por la dictadura de Bashar al-Assad, está entrando ayuda de Rusia, Irán, China y Corea del Norte. Una ayuda que el régimen usa como arma de guerra y no va a compartir con la zona realmente afectada del país. 

Baynana y el grupo de periodistas sirios refugiados en España

Hace cuatro años entraron en mi vida un grupo de periodistas sirios que habían llegado a España refugiados huyendo de la represión del régimen. Ser refugiado es horrible. Yo lo he vivido a través de ellos y sus familias. Aquí, en España han sufrido un maltrato regular con racismo y xenofobia, en ámbitos tan diversos como la asistencia médica, el alquiler de una vivienda o subir en el autobús con un carrito, un niño y un hiyab. Al mismo tiempo seguían perdiendo a familiares y amigos en una guerra que solo existe en el terreno y que nadie reconoce más que los que la sufren. Durante estos años mis compañeros han tenido que sufrir su inimaginable precariedad sin poder ayudar a sus familias, ahogadas sin recursos en campos de refugiados o en zonas de conflicto. Y todo esto regalándonos amor en un ejercicio imposible de resiliencia. La vida puede más que la muerte, mientras que aceptaban que los problemas de su pueblo y su país no importaban a nadie más que a ellos. 

Llegó Ucrania y no daban crédito: tanta atención y tanta solidaridad para lo que ellos entendían que era algo similar a lo que estaban viviendo en su región, también inmersa en una guerra participada de Rusia. Pero bueno, el paso de los años, las supuestas diferencias culturales... El tema pica, pero no mata. 

Sin embargo lo del terremoto sí que ha sido la puntilla

Durante estos siete últimos días les he visto languidecer mientras iban aceptando que de nuevo la ayuda no va a llegar a esa zona maldita. El sufrimiento infinito, la torsión interna indescriptible mientras van contando las familias conocidas, con niñas de la edad de las suyas, que no saldrán de debajo de unas ruinas que no le importan a nadie. 

La situación se puede mejorar

Se debería conseguir una presión social suficiente para obligar a los gobiernos internacionales a que proporcionen ayuda humanitaria directa en esta zona de Siria. Igualmente, penalizar a las ONGs que no están en la zona y apoyar a estructuras locales que ahora tendrán que evitar que lo que no ha matado el terremoto lo mate el hambre y el frío. Finalmente tiene que fluir la información que es uno de los puntos más importantes de la cadena de cambio. Tenemos que saber lo que está pasando y en base a ese conocimiento decidir cómo queremos apoyar. Una forma sencilla de actuar es difundir esta información y seguir las noticias en la web de Baynana o en sus redes sociales.

Fuentes: Blogs / Público/ Lucila Rodríguez Alarcón (Directora de Comunicación en PorCausa.org)