"Ropa Limpia": la realidad detrás del fast fashion

Actualitat
20 Gener 2021

"Las administraciones y los gobiernos implicados deberían estar mínimamente avergonzados y muy preocupados por permitir que las personas trabajadoras sean víctimas y estén desprotegidas y expuestas a permanentes abusos de poder, trabajando por salarios por debajo de los mínimos acordados, sujetos a accidentes laborales por la inseguridad y la insalubridad de las fábricas, y sin ningún tipo de apoyo legal ".

Un estudio de SETEM Cataluña y la Asociación Attawassoul de Tánger denuncia las precariedades y abusos de poder de la industria textil en Marruecos y cree necesario articular acciones de justicia social y laboral.

La campaña Ropa Limpia, organizada por SETEM Catalunya con la Asociación Attawassoul, denuncia en su último informe 'Perfiles y condiciones laborales en el sector textil de Tánger' los abusos que sufren las mujeres de la industria global de confección en Tánger, en Marruecos.

  • Casi el 60% del total de las personas trabajadoras del sector tienen un salario por debajo del salario mínimo interprofesional establecido por la ley de Marruecos, y sólo el 30% recibe el salario mínimo. En la mayoría de casos no supera los 250 euros mensuales.
  • Además, el 70% de las encuestadas indica que no tienen un contrato de trabajo; es decir, no tienen cobertura sanitaria pública y en caso de requerir atención médica, las trabajadoras deben pagarlo de su propio salario.
  • Asimismo, el 86% de las mujeres encuestadas tienen que pagar el transporte que las lleva a su empresa.
  • Las jornadas laborales, en el 45% de casos de las mujeres encuestadas, llegan a las 55 horas semanales; espacios reducidos y calurosos que generan enfermedades.

La entidad definen estas condiciones con el término "robo salarial". Además, como la mayoría de las personas que trabajan en este sector son mujeres es más difícil su participación en las estructuras de los sindicatos, explican en el informe.

Esto se da por un lado por la discriminación en el acceso a la educación, que hace que la mayoría no conozca las leyes laborales. Por otra parte, el tiempo dedicado a las reuniones sindicales está ocupado por responsabilidades familiares como el cuidado de los niños.

Ante los datos, SETEM alerta de "las condiciones de salubridad pésimas" de las más de 180.000 personas trabajadoras a las cerca de 300 fábricas y talleres de Tánger, así como de la falta de respeto por las libertades sindicales y la falta de protección laboral y social.

A pesar de que las grandes firmas de confección de los países europeos con presencia internacional, especialmente España, producen en Tánger, esto no ha ayudado a garantizar sus derechos laborales.

A la precariedad también se añade el acoso laboral. Un 41% de las trabajadoras y trabajadores encuestados asegura haber sufrido algún tipo de violencia verbal en el ámbito laboral y un 30% de las mujeres han manifestado que sufren acoso laboral. Las víctimas no cuentan en muchos casos las amenazas, humillaciones y el acoso que reciben por temor.

SETEM y la Asociación Attawassoul de Tánger consideran que los problemas surgen del incumplimiento de las obligaciones legales y jurídicas estipuladas por los tratados internacionales bajo los principios de Naciones Unidas y los códigos éticos de la Organización Internacional del Trabajo. Ambas organizaciones instan a tomar acciones:

  1. A los inversores y grupos empresariales que controlan las marcas de ropa a tomar partido y aceptar la responsabilidad que tienen ante las desigualdades estructurales de los mercados globales.
  2. La ciudadanía, que se ve atraída por los bajísimos precios de las prendas de ropa y calzado, debería preguntarse por el coste social y medioambiental y cómo es posible que se puedan conseguir estos precios.
  3. A las entidades sociales: a apoyar con publicaciones de estudios, campañas de sensibilización, formaciones, etc para ayudar a crear un tratado vinculante para las empresas transnacionales que garantice el respeto por los derechos humanos, laborales y medioambientales.

Tal como explican: "El papel de las entidades sociales que luchan por mejorar las condiciones laborales de las personas que confeccionan nuestra vestimenta y calzado es el de generar conocimiento para incidir, a través de grupos de trabajo, en las administraciones públicas para que tengan en cuenta esta información en la hora de hacer sus compras públicas ".

Fuentes: Xarxanet, FCVS, Marina Sera